¿Alguna vez se preguntó cómo puede colaborar en la lucha destinada a mejorar el tratamiento para el lupus? No es necesario que usted sea un profesional de la salud para involucrarse en la investigación sobre el lupus; puede favorecer el avance del tratamiento participando en un ensayo clínico.
“La función de los voluntarios como asociados en la investigación clínica es fundamental en la búsqueda del conocimiento que mejorará la salud de las generaciones futuras. La salud de millones de personas mejoró gracias a la buena disposición de miles de individuos para participar en ensayos clínicos, quienes, a su vez, aportaron avances a la investigación médica”, comenta el doctor Steven I. Katz, director del Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel.
El avance de la medicina depende de millones de personas que participan de manera voluntaria en estudios o ensayos clínicos cada año. Participar en la investigación es fundamental para profundizar el conocimiento sobre el lupus y otras enfermedades y, en última instancia, conduce a lograr tratamientos más eficaces.
“Esos estudios son extremadamente importantes,” afirma la doctora Ellen M. Ginzler, Máster en Salud Pública, profesora de medicina y jefa de reumatología en el Centro Médico Downstate de la Universidad Estatal de Nueva York, en Brooklyn.
Participar en una investigación clínica puede beneficiar a alguien con lupus, sostiene Kenneth Getz, cofundador y presidente del consejo del Centro para la Información y el Estudio sobre Participación en la Investigación Clínica.
“Con frecuencia, los ensayos clínicos ofrecen al voluntario la sensación de que tiene un mayor poder”, agrega Getz, quien también cofundó CenterWatch y escribió Informed Consent: A Guide to the Risks and Benefits of Volunteering for Clinical Trials. (Consentimiento informado: una guía sobre los riesgos y los beneficios de participar en ensayos clínicos como voluntario).CenterWatch brinda servicios de información y material educativo sobre la investigación clínica a los pacientes y a sus defensores. CenterWatch también ofrece informes centrados en enfermedades específicas e información detallada sobre ensayos clínicos y nuevas terapias médicas.
“Durante su participación en el ensayo, los pacientes se benefician de la interacción con profesionales y expertos dedicados a la investigación muy reconocidos,” comenta. “Aunque es posible que su participación no les ofrezca una opción de tratamiento eficaz para ellos mismos en forma directa, dicha participación proporcionará conocimientos e información médica valiosa que, en última instancia, beneficiarán a otras personas que deban enfrentar la enfermedad en el futuro”.
Evaluación de drogas nuevas
Según Getz, todos los años se llevan a cabo más de 80.000 ensayos clínicos en los Estados Unidos. Los estudios observacionales están diseñados para reconocer tendencias en determinados aspectos de interés médico. Los estudios de intervención prueban drogas, terapias o dispositivos nuevos.
Uno de los tipos de estudio más comunes –y para algunos, el más importante- es el ensayo clínico para probar drogas nuevas.
Según Joan Merrill, M.D., de la Fundación para la Investigación Médica de Oklahoma y directora médica de la Fundación Estadounidense contra el Lupus (Lupus Foundation of America), las drogas disponibles para el tratamiento del lupus eritematoso sistémico son pocas y muy valoradas, y la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (Food and Drug Administration, FDA) no ha aprobado drogas nuevas para tratar el lupus en décadas.
La buena noticia es que existen al menos 20 compuestos en proyecto con potencial terapéutico para las personas con lupus, agrega Merrill.
La ley federal dispone que todas las drogas aprobadas por la FDA deben demostrar su seguridad y eficacia mediante ensayos clínicos correctamente controlados. Después de que los estudios preclínicos con animales, tejido o cultivos celulares indican que una sustancia posee un efecto terapéutico promisorio, un laboratorio farmacéutico puede presentar una solicitud de investigación sobre una droga nueva ante la FDA y comenzar los ensayos clínicos con voluntarios humanos.
Por lo general, los ensayos de fase I se llevan a cabo con grupos reducidos de personas que pueden estar sanas o sufrir formas leves de la enfermedad para la que se prueba la droga. Esos ensayos evalúan la seguridad de una droga, determinan un rango de dosis seguro e identifican los efectos secundarios.
Las drogas que aprueban la fase I pasan a la fase II, lo cual implica el análisis de una droga en grupos más numerosos de personas con la misma enfermedad para verificar si la droga es eficaz y para continuar con el control de la seguridad. En los ensayos de fase III, se provee la droga a grupos muy numerosos de personas con la enfermedad a fin de determinar su eficacia, evaluar cómo funciona si se la compara con la terapia existente y recopilar información que permitirá su utilización en forma segura. En cada una de esas fases, existen dos grupos de participantes: un grupo que recibe la droga y un grupo que recibe un placebo en lugar de la droga. El placebo, también denominado “pastilla de azúcar”, es una sustancia que no posee el ingrediente activo en estudio.
De acuerdo con el diseño del estudio, puede asignarse a una persona al grupo control o al grupo placebo en forma aleatorizada. Sin embargo, a pesar de que las personas del grupo placebo no reciben los beneficios potenciales de la droga, aún así existen ventajas para ellos por participar en el estudio, afirma Ginzler.
“Obtienen un seguimiento más frecuente, un examen médico riguroso y acceso directo a los profesionales médicos que llevan adelante el estudio,” explica
En algunos casos, los laboratorios farmacéuticos luego llevan a cabo ensayos de fase IV, también conocidos como vigilancia postcomercialización o estudios de etiqueta abierta. Esos estudios también recopilan información adicional sobre los riesgos y beneficios en el largo plazo y sobre el uso de drogas aprobadas en forma reciente.
Tratamiento y control
No todos pueden participar en un ensayo clínico. El candidato ideal para un ensayo clínico es alguien “que comprenda completamente lo que implica el ensayo y los posibles riesgos y beneficios para ellos,” indica Merrill.
Un candidato para un ensayo clínico “debe tener un nivel de síntomas o de enfermedad que sea adecuado para los tipos de tratamiento y las opciones que brindará el protocolo del ensayo”, agrega. “Es necesario que el participante sea una parte activa del equipo de estudio, que haga todo lo posible por cumplir con el protocolo, respete las citas con los médicos e informe cualquier cambio en su estado de salud en forma inmediata”.
Debido a que el lupus es más común en las personas de color, y que puede ser más grave, es especialmente importante que los estudios sobre el lupus incluyan poblaciones diversas en términos étnicos y culturales.
Actualmente, los investigadores colaboran con una gran cantidad de centros médicos e instituciones de investigación, tanto en su país como en otros países. “Los estudios multicéntricos y multinacionales tienen por objeto proporcionar una mezcla de personas,” dice Ginzler, cuyo equipo es uno de los 30 centros de los Estados Unidos y el exterior que pertenece al grupo SLICC(Systemic Lupus International Collaborating Clinics, Clínicas de Colaboración Internacional contra el Lupus Sistémico).
Típicamente, existen criterios específicos para la inclusión en el ensayo clínico. Los investigadores quizá busquen, por ejemplo, a personas con formas de lupus leves y sin complicaciones, o a personas con miembros de la familia que también se encuentren afectados por lupus u otras enfermedades autoinmunes.
A los potenciales participantes del estudio se les explican esos detalles —y cualquier otra información que sea esencial para un ensayo clínico— con anterioridad a la inscripción, durante el período de consentimiento informado. El consentimiento informado es un proceso durante el cual el equipo de investigación analiza los datos clave del estudio con el posible participante y responde todas y cada una de sus preguntas antes de que esa persona acepte participar. Es importante que consulte sobre todas las dudas que tenga acerca del estudio y la función que usted tendrá en él. El equipo de investigación debe estar preparado para responder de manera satisfactoria todas las preguntas que usted le haga. Si no está seguro de algo, pídale a un miembro del equipo que se lo aclare; ése es el propósito por el que se reúnen con usted. A muchas personas también les resulta útil ir acompañadas con un miembro de la familia o con otra persona que las cuida cuando se reúnen con el equipo de investigación.
Típicamente, los participantes de los estudios clínicos reciben una evaluación médica exhaustiva y, una vez aceptados, pueden acceder a nuevas terapias antes de que éstas se encuentren disponibles para el público en general. Por otra parte, las personas que se inscriben como voluntarias para un ensayo clínico “saben claramente que es posible que no reciban ningún beneficio personal de esa experiencia,” dice Ginzler.
La mejor razón para participar en un estudio clínico es que la investigación así lo requiere. Sólo se lograrán avances en el tratamiento del lupus y en la prevención de sus complicaciones mediante la participación voluntaria.