La niñez y la adolescencia son períodos críticos en el crecimiento de los huesos. Para el final de la adolescencia, una persona joven debería haber desarrollado el 90% de su masa ósea.
El lupus y muchos de los medicamentos que se toman para tratarlo, incluidos los corticosteroides, pueden provocar pérdida de minerales en los huesos, como el calcio. Cuando estos minerales no se hallan en los niveles correctos, los huesos no pueden desarrollarse normalmente y les pueden faltar la fortaleza ósea normal. Esto significa que los niños y adolescentes con lupus tienen un mayor riesgo de sufrir de crecimiento esquelético tardío, baja estatura y fracturas más adelante en sus vidas.
En el caso de los niños y adolescentes que toman esteroides, usted debería preguntarle a su proveedor qué recomienda para pruebas de densidad ósea a través de absorciometría dual de rayos X (DEXA). Los valores pueden monitorearse a lo largo del tiempo para ver si se necesita algún tipo de tratamiento.
Los doctores de su hijo deberían poder evaluar los peligros de una baja masa ósea, como el de la osteoporosis (el adelgazamiento o pérdida de tejido óseo con el tiempo). Otros riesgos asociados a la baja masa ósea incluyen la nefritis lúpica (inflamación en los riñones), los bajos niveles de vitamina D y una capacidad reducida de ser físicamente activo.
En la medida que corresponda, los doctores encargados del tratamiento pueden ofrecerles suplementos de vitamina D y calcio, junto con ejercicios aeróbicos y de soporte de pesos, a niños y adolescentes con estos riesgos.